Era 1985, septiembre 19 la fecha.
Mi rutina de lunes a sábado cuando estaba en el DF era bañarme a las 7.25 para salir a trabajar a la colonia Roma. En ese entonces vivía con mi padre y hermanos enfrente de la Unidad Taltelolco.
Mi padre salía a las 7 am para trabajar frente a los Juzgados en la Av. Balderas y mi hermano que íba a la secundaria en Tlatelolco, salía al mismo tiempo que El.
Mis otros dos hermanos menores estaban en casa, no recuerdo si trabajaban o íban al colegio.
Eran tiempos donde para la mayoria de la gente solo había televisión abierta, a veces en la mañana veía el noticiero "Hoy Mismo" donde Guillermo Ochoa y Lourdes Guerrero conducían por canal 2 este programa, pero la mayoría de las veces escuchaba la radio: "Batas, Pijamas y Pantuflas" era mi programa favorito, se transmitía en Radio Cañon de Grupo Radio Formula, llevaba años escuchándolo, desde que iniciaron en "La Pantera" de Nucleo Radio MIl.
Mi libro de primaria de Lengua Nacional traia un relato de cuando el temblor del 57 y como el Angel de la Independencia había caído debido a este sismo. Sentía miedo y curiosidad al leerlo debo confesar, cosas de niño supongo.
No existian los telefonos celulares, ni el internet, ni el Face ni el Twitter. Los telefonos tenían en lugar de teclas un disco que giraba para discar y los telefonos públicos usaban monedas, las tarjetas telefonicas no pasaban aún por nuestra mente.
El noticiero que casi todo mundo veía de lunes a viernes a las 10 pm era 24 horas con Jacobo Zabludovsky por canal 2.
México era casi un paraiso de tranquilidad merced a la democrática dictadura del PRI, el presidente entonces era Miguel de la Madríd.
Solía Yo colgar mi pantalón en las llaves de la regadera del pequeño baño de la casa, dicho baño estaba en desnivel, asi que al entrar tenía uno que bajar un escalon como de 20 cms., de la puerta de entrada a la pared habría como metro y medio tal vez.
Recuerdo que estaba Yo en el comedor cuando empezó a temblar, al principio leve y de manera oscilatoria, del techo mi padre tenía colgando un avión de la Primera Guerra Mundial de esos armables de juguete que vendía la marca Lodela, conforme pasaban los segundos ese avión empezó a bambolearse cada vez mas fuerte.
En cierto momento, llamé a mis hermanos y nos quedamos en el marco de la puerta de la sala, el temblor seguía y parecía ya interminable, decidí ir por las llaves para salir de la casa, justo en ese instante el temblor pasó de oscilatorio a trepidatorio, el "brinco" me lanzó de la entrada del baño hasta las llaves de la regadera, gracias a que metí las manos no choqué de cara con la pared.
Ya en la puerta de entrada de la calle a la casa, veía correr la gente y cuando todo terminó en pocos segundos empezaron a sonar las sirenas en el ambiente.
Mi hermano regresó de la secundaria y mi padre llamó por telefono para decir que estaba bien y que venía de regreso a casa.
Con todo en control en casa salí a caminar a Tlatelolco, olía a gas, la gente gritaba y salía huyendo y al llegar a cierta parte de laUnidad ví algo que hasta hoy no he podido olvidar: el sol brillaba donde no se veía normalmente, el edificio de 12 pisos conocido como el Nuevo León se habia derrumbado.
De inmediato me uní a remover escombros hasta que llegó el Ejercito. Mi padre le contó a toda la familia, lo supe ya después, que el Ejercito había ido a solicitar voluntarios y que Yo había ido.
Mi padre nunca entendió que a veces uno hace cosas impensables. Ese día miles de mexicanos como Yo inauguramos lo que ahora se conoce como el despertar de la "Sociedad Civil".
Nadie nos llamó, solitos fuimos a hacer lo que podiamos, rezar, consolar, dirigir, curar, remover escombros, etc.
Mi padre incluso vivió su propia historia de horror esa mañana ya que quedó atrapado en un vagón del metro entre la estación Balderas y Niños Heroes, sobre ellos cayó una de las antenas de Televisa. Cuando lograron salir del subterraneo descubrieron la magnitud de los daños.
Esa mañana mi padre caminó desde balderas hasta Tlatelolco viendo destrucción a su paso.
Cuando regresé a casa cerca de las 2 ó 3 pm. mis hermanos me dijeron que el edificio de Radio Formula desde donde transmitian el programa que escuchaba casi a diario se había caido y los locutores habían muerto.
Supe después de la heroica transmisión que por radio hizo Zabludovsky con uno de los pocos telefonos móviles que había en México en ese entonces y que Yo nunca escuché ese día sino hasta años despues en esta fecha como un homenaje póstumo a los caidos.
Tuvimos suerte en mi casa, no hubo daños ni muerte, incluso no se fué la luz.
Esa noche del 19 de septiembre de 1985 recuerdo haber estado viendo el noticiero de principio a fin a las 10 de la noche.
Se hablaba de un México devastado, en ruinas, pero no era verdad.
Estabamos heridos, conmocionados, dolidos por las muertes de tanta gente, pero nunca estuvimos derrotados.
El gobierno tardó tanto en reaccionar que nosotros tomamos las calles e hicimos lo que nuestra conciencia y corazón nos dictó.
Ese día de las ruinas del temblor nació una nueva conciencia.
Esa noche, Jacobo Zabludovsky despidió el noticiero 24 horas con una frase que nunca he podido olvidar, y que si no mal recuerdo era algo asi: México sigue en pie... y mañana, mañana será otro día.
Y así fué, hoy 26 años después, México sigue en pie, con nuevos retos y paradigmas pero sabemos que tenemos la esperanza más viva que nunca: Mañana será otro día
Y estaremos allí para lo que se ofrezca...
